lunes, 28 de junio de 2010

Energizantes

Vamos a suponer que nos asignan la tarea de encasillar la música de Frikstailers, ese combo sonoro tan indescifrable como encantador. Una salida posible sería inventar un término para designar su estilo (¿friktune? ¿frikimal?), pero un rótulo arbitrario en torno a la dupla que forman Rafa Caivano y Lisandro Sona no ayuda demasiado a nuestro propósito.

La cosa se complica todavía más cuando los propios Frikstailers hablan de su música, porque utilizan intangibles como “psicodelia” y “energía”. Veamos: “Energía, psicodelia, tropicalismo, música negra, pedacitos de sonidos tomados de todo tipo de música”, enumeran, y rematan con una comparación gastronómica: “Agarrás un montón de música underground y mainstream, la metés en una licuadora y la sacás. La mezcla es un batido tropical extraterrestre”.

A confesión de partes, relevo de pruebas. Que los encasillen los saca de las casillas, valga el juego de palabras. Mejor pasemos a otro tema.

Los inicios
El origen de Frikstailers encuentra a Rafa y Lisandro como compañeros en la facultad, uno haciendo música de forma tradicional (Lisandro, con una banda de rock) y el otro, experimental (Rafa, con programas de edición de audio). Cada uno le mostraba al otro lo que hacía. Rafa: “A Lisandro se le voló la cabeza cuando le llevé el (software) Fruity Loops. Le expliqué las nociones básicas y en una semana se hizo un disco.”

Un tiempo después, comenzaron a hacer cosas en conjunto. “Arrancamos con música tipo micro house, con ruiditos y errores. El proyecto se llamaba Acné, en alusión a la síntesis granular”, recuerdan los dos, con tono presuntuoso y medio burlón hacia aquel pasado. “A instancias de Andrés Oddone y Chelo Scotti (ambos dee jays y productores), empezamos a escuchar otras cosas y a probar otras ideas. Esa música nos abrió la cabeza”.



Tal la génesis del dúo electropical que tiene base en Córdoba y entusiasma a públicos de diferentes partes del mundo. De hecho, en breve editarán un vinilo a través del sello ZZK Records y los espera una gira por los Estados Unidos. ¿Cómo era eso de que nadie es profeta en su tierra? “Hay lugares que captan la onda de lo que hacemos y otros que no. No nos quejamos, es una realidad. En este momento tratamos de que la gente entienda y se prenda con nuestra propuesta”, dicen.

Imagen y sonido
La música electrónica enfrenta viejos prejuicios. No es fácil ofrecer un show atractivo, en términos visuales, si el instrumento principal es una notebook. Se entiende: el click del mouse no puede competir con la pirotecnia de un doble bombo o un solo de guitarra.

De parte de los Frikstailers, la forma de combatir el tedio en vivo es proponer un show lleno de estímulos, donde lo más presente es -de nuevo- la energía: hay notebooks, sí, pero también teclados, sintetizadores, vocoder e incluso un dance pad con una paleta de sonidos a puro 8-bit. Eso sumado al propio histrionismo de la dupla, con su par de anteojos extravagantes y sus cabelleras fluorescentes que se sacuden al son de los beats tropicales, como dos juguetes rabiosos.

“Podemos llegar a tener problemas con la gente más conservadora dentro de la música electrónica, los que piensan que a ciertos géneros no se los debe mezclar con lo tropical. Hoy por hoy no tiene mucho sentido esa discusión”, cierran Lisandro y Rafa.


De un tiempo a esta parte, al nombre Frikstailers también se lo relaciona con Julieta Venegas. Sucede que la mejicana los descubrió vía MySpace y les encargó un remix para uno de sus temas, en el que se encuentran trabajando. Pero Venegas no es la única interesada en las habilidades del dúo para “deformar” canciones, sino que son varios los artistas de otras latitudes fascinados con su estilo libre.

Lo cierto es que sus reversiones son tan solicitadas como impredecibles: “Lo nuestro es muy polimorfo, con cada nueva canción encontramos la posibilidad de trabajar una estética nueva. Pero al mismo tiempo, hay un hilo conductor que remite a Frikstailers. Es decir, más que por un sonido, las solicitudes llegan por una forma de hacer las cosas, por una energía.”

Otra vez, energía. Y con eso es suficiente.

Publicado originalmente en VOS