sábado, 2 de octubre de 2010

Evitar el riesgo

Guitar Heaven
Carlos Santana
Sony 2010

Si se analiza la carrera de Santana tomando la porción que va del exitoso Supernatural (1999) a Guitar Heaven, sólo nos queda pensar que de aquel guitarrista que firmó gemas como Samba pa ti o Soul sacrifice apenas hay un hermoso recuerdo.

Con sus tres álbumes de colaboraciones, el mejicano se puso al servicio de tantos estilos que enumerarlos a todos resultaría exhaustivo. Sólo vamos a remitirnos a sus coqueteos con el neosoul, el hip hop y cierta línea de pop latino que hizo que Santana fuera reconocido por toda una nueva camada de público, primordialmente joven, que apenas conocía su nombre por haberlo visto escrito en la portada de algún vinilo de sus papás.

Es bueno advertirlo de entrada: el nuevo trabajo de Santana, una selección de clásicos del rock con cantantes invitados, tiene bastante poco de aquello que lo convirtió en una leyenda de la guitarra, cuando ensambló el blues y el jazz con la cadencia de los ritmos latinoamericanos, allá en los cada vez más lejanos sesentas.

Guitar Heaven es un disco disfrutable, como todo álbum de versiones en el que su hacedor se puede dar el lujo de invitar a quien le plazca. Lo mismo que hizo Slash, por ejemplo, sólo que en el caso de Santana no aparece el riesgo de firmar canciones propias.

El disco arranca con una versión rabiosa de Whole lotta love (Led Zeppelin) con Chris Cornell (Soundgarden) de invitado, acaso la mejor voz del rock actual. Le sigue Can’t you hear me knocking, de los Rolling Stones, con la participación de Scott Weiland, y el resultado es igual de satisfactorio.



Otro punto alto del álbum es Riders on the Storm, en clave de rumba, que cuenta con los teclados de Ray Manzarek (miembro fundador de The Doors) y la voz de Chester Bennington, el rubio de Linkin Park, mientras la guitarra de Santana contrapuntea sus fraseos.

Otras versiones están bien logradas, como While my guitar gently weeps (junto al melancólico cello de Yo-Yo Ma y la voz de India.Arie) o Little Wing (genial Joe Coker, como siempre), pero son canciones que tienen tantas adaptaciones que ya podrían ser consideradas standarts de jazz.

Sunshine of your love se transforma en hit radial con el aporte de Rob Thomas (el mismo de Smooth), pero incluir el tema de Cream no es una decisión muy feliz si tenemos en cuenta que la misma canción aparece en Valleys of Neptune, también editado este año, en una adaptación mucho más vital y sanguínea. El detalle es que Hendrix la grabó hace 40 años.

Convertir a Back in Black en base para que NAS se luzca como MC tampoco es demasiado novedoso (Eminem ya había rapeado sobre esos tres acordes en 1999) y Photograph, un clásico de Def Leppard, suena ochentoso incluso hoy.

En definitiva, Guitar Heaven es un disco que va a lo seguro. No tiene genialidades ni grandes deslices. La guitarra del mejicano suena filosa y brillante, algo que sus incondicionales van a saber disfrutar. Seguramente se convertirá en Platino y le valdrá nuevos premios, lo que revalidará su estampa de leyenda de las seis cuerdas. “Guitarra, vas a facturar”, pensará algún cínico. Pero Santana es un hombre de buen corazón y no da para pensar que sacrificó su alma al negocio.