miércoles, 12 de junio de 2013

Para el mejor lector del mundo

No le acerquen grabadores a Daniel Salzano. Le generan una especie de alergia, no los quiere en su radio de acción. Ahora hay uno apoyado en el escritorio de su oficina y lo observa como a un insecto, con una mezcla de desprecio y desconfianza. “La entrevista es un género espléndido, maravilloso, pero hay que eliminar intermediarios”, dice, y señala al intruso en su mesa de trabajo. Cuando se le intenta explicar algunas de las ventajas que supone grabar una conversación, Salzano inclina la cabeza a un lado, coloca el dedo índice sobre su sien derecha y le dedica al interlocutor su mejor mirada Clint Eastwood: ojos entrecerrados, gesto serio y fulminante.