lunes, 14 de diciembre de 2009

Uruguayos de palabra

No hace falta recorrer el dial de punta a punta para reparar en que El hijo de Hernández, de El Cuarteto de Nos, es una de las canciones más curiosas que pueden escucharse por estos días en las radios. Y tampoco es necesaria demasiada atención al oírla para descubrir el sello de los charrúas. La anécdota del hombre al que se obstinan en adjudicarle otra identidad, historia entre jocosa y trágica, es narrada a través de un componente clásico del grupo: las constantes rimas consonantes (hablando de rimas).


“Me gusta tener un concepto y a partir de ahí desarrollar esa idea en el formato canción, que no se me vaya de los 5 minutos. Después, trato de cargarla de información utilizando juegos de lenguaje. Me meto a juntar yo mismo información sobre el tema que elegí, armo un boceto y comienzo el trabajo”, revela acerca de su forma de componer el mismo Roberto Musso, pluma y voz de El Cuarteto de Nos (ups, otra rima).

“Soy de anotar las que se me ocurren –amplía–. Me gusta que las rimas sorprendan, que se alejen de lo estándar, de lo trillado”. Entre los muchos ejemplos que podemos hallar en sus letras, tenemos uno de Hoy estoy raro, donde se rima “nami” (proveniente del lunfardo rioplatense) con “Tsunami”, palabra de origen japonés y de reciente uso occidental. “Por supuesto que hay ocasiones, como pasa con algunas baladas, que no admiten ese tipo de letras. Me lo tiene que permitir la canción”.

El Cuarteto de Nos también es diestro en calambures. Inspirado en el rosarino radicado en Uruguay Elvio Gandolfo, Santiago Tavella, bajista de la agrupación, publicó algunos años atrás el libro Yo a este lo ablando hablando. Por allí se leen cosas como “Si yo lo quito, ella lo caza / Si yo loquito, ella locaza”. “A veces hacíamos algunos juegos de palabras en medio de los shows. Santiago lo oficializó publicando el libro, que recopila esos interludios y le incluyó algunas frases inéditas”, detalla Musso.

Exponentes “charrúas”
Lo cierto es que la banda, que acaba de editar el recomendable Bipolar, no está sola en esa tradición de los juegos con el lenguaje, y mucho menos en su tierra. Pedro Paiva, integrante uruguayo del dúo cómico Los Modernos, es quien escribe los textos para luego reproducirlos sobre las tablas junto a Alejandro Orlando. Tensando los límites y las acepciones de las palabras, hacen uso del humor (“Un novio es alguien que no vio”), de la ironía (“Dios aprieta pero no suelta”) o de la reflexión, siempre en un tono ameno e inteligente.

Al margen del natural histrionismo de la dupla, el lenguaje es el amo y señor de cualquier obra de Los Modernos. El primer sketch de Fo abre bajo la premisa de hablar con corrección sobre lo incorrecto: “Como nada de lo humano nos es ajeno,/ esta noche seremos malos y seremos buenos./ Seremos mal educados/ desde la buena educación”, sueltan, y a partir de allí razonan acerca de las malas palabras con su habitual elegancia.

Otro entusiasta de las rimas, Jorge Drexler, también utiliza algunos jueguitos retóricos en sus letras. Su disco Eco (2004) es profuso en ese sentido: en Transporte, Drexler pronuncia el equívoco “Parte de mi alma parte a tu encuentro”, otorgándole doble significado al verbo partir. También está justamente Eco, donde canta “Esto que estás oyendo/ ya no soy yo/ es el eco, del eco, del eco/ de un sentimiento”, como sonorizando aquella experiencia acústica. O bien el recitado del comienzo en Guitarra y vos: “¡Que viva la ciencia, que viva la poesía! ¡Qué viva siento mi lengua cuando tu lengua está sobre la lengua mía!”.


El guía Masliah

El uso de rimas, silogismos, retruécanos o anagramas por parte de estos exponentes encuentra un vínculo indudable, siempre dentro del terreno uruguayo, con un trovador de largo aliento.
“Leo Masliah fue nuestro primer referente –asegura el cantante de El Cuarteto de Nos–. Cuando empezamos, teníamos nuestras ideas para las letras, pero nos era difícil transportarlas al plano musical. Y descubrir a Leo fue una revelación, al notar cómo el tipo pudo meter en su propuesta todas esas cosas”.

Masliah –músico, escritor y dramaturgo– siempre se mantiene cerca de esos llamativos usos de la lengua. Por caso, la denuncia rimada que representa Mamá, quiero que caduque tu pretensión punitiva sobre mí, o la turbulenta y reflexiva Imaginate mijo dejan en claro que no utiliza esa creatividad gramatical como un fin en sí mismo, sino para unirla al humor, el absurdo o la protesta.

A decir de Los Modernos, es el oyente quien finalmente detecta o no esas sofisticadas elaboraciones a partir de las amplias posibilidades que otorga el castellano. En sus propias palabras: “Uno dice lo que dice y el otro escucha lo que escucha... Es una lucha”.

Publicado originalmente en VOS

jueves, 19 de noviembre de 2009

This is too much, Dick!

Resulta que Dick el Demasiado vuelve a Córdoba y lo hace con una presentación en el que tal vez sea el único espacio de la ciudad donde su propuesta podría tener cabida: Switch, la renovada fiesta Random que tiene lugar todos los sábados en la zona del Chateau. Rotulado como el padre o paladín de “las cumbias lunáticas”, la oferta musical de este personaje suena intrigante desde el vamos.

La definición que brinda el mismo Dick acerca de lo que sería una cumbia lunática tampoco aclara demasiado el panorama: “Hay muchas definiciones, pero la más chocante, poéticamente hablando, es pensar que un artista se mete el dedo en la boca y devuelve por vómito lo que vivió. Y ahí está en el suelo, redondito, como una luna llena. Las que recopilan esa información y la hacen bailable son las cumbias lunáticas”.


-¿Qué clase de música vas a hacer en la Switch?
-Vamos a ir del alegretto-con-corbata hacia el arranque de pantalones por desgaste. Empezaré con grabaciones, un poquito de distorsión y de ahí nos vamos a cómo se sienten esas moscas verdes cuando se viene un asado de descuidados. Al ataque.

-¿Hay espacios para difundir propuestas como la tuya?
-Muchísimos y a muchísimos me invitan. Es más, me hacen volar distancias enormes. Con las cumbias lunaticas, sumando los vuelos de mis músicos, hicimos ya una distancia a la luna, 385 mil kilómetros. España, México, Colombia, Japón, Alemania... Sinceramente, es precioso que haciendo cosas tan explícitas se pueda llegar lejos, gracias a las grandes telecomunicaciones: el download pirata internacional y los sitios web desde donde se puede transmitir lo que tenés para decir.

-¿Qué recordás de tu última presentación en Córdoba?
-Cada show en Córdoba es un buen recuerdo, sea en el Babylon o como aquella última vez en el Cabildo para el NIUFEST. Me encantó esa vez, la juventud del público y el logro del festival, de haber creado algo que paseó por la historia... todos esos corredores llenos de expectativas frescas... y propuestas musicales bastante inusuales. El acento cordobés me hace sentir a gusto, y en la calle una banda tocando mi canción Mecha Flan o la Flaca de las Coloradas suma a eso. Y también está la casa donde siempre me quedo, que es un iglo de amigos musicales donde se comparten choclo, mate y cables.

-Alguna vez pensaste en grabar un show en el Círculo Polar Ártico, el lugar “menos tropical del mundo”. ¿Pudiste hacerlo?
-Grabé cosas toda una noche, hicimos cumbias o lo que quedó de eso. Era a 17 grados bajo cero, comiendo pescado crudo, bebiendo vodka y tocando con músicos que acababan de llegar de tocar en la más grande base nuclear militar del mundo, Nova Zembla. Algunas de esas grabaciones están en mi último disco y otras esperan a que llegue el contexto apropiado. No tiene prisa... los submarinos tampoco.


Una entrevista surreal con Dick el Demasiado a raíz de su visita a Córdoba. Increíblemente, salió publicada en la FdS.

domingo, 8 de noviembre de 2009

Ella usó mi cabeza como un revolver

Muchos de los hombres de este mundo vamos a deberle algo a Marc Webb, director de 500 days of Summer, una vez que la película se termina y comienzan los créditos. Su favor a la raza masculina, nuestra deuda, es haber conseguido plasmar en el formato de comedia romántica, en una hora y media de hermosa filmación, una historia de amor honesta y agridulce como la vida misma, acerca de un chico que se asume sensible y una chica que se presume independiente. ¿Quién de nosotros –entendiendo el nosotros como una clase de hombre entre divertido y taciturno, que no reniega de su condición de loser– ha perdido la cabeza por una chica así? Una chica que comparte nuestras ideas más extravagantes y estúpidas, que se sabe las letras de nuestras canciones favoritas, que prefiere un lomito completo antes que un plato gourmet de setenta pesos… esa clase de chica. Quiero creer que somos –fuimos– muchos.

De un lado tenemos a Tom Hansen (Joseph Gordon-Levitt), que trabaja en una agencia de tarjetas de salutación del estilo Junot, donde redacta frases breves y obvias sobre cumpleaños, aniversarios o San Valentín. Estudió arquitectura, pero necesita bancarse el alquiler. Tom, fan del britpop, cree en eso de encontrar a la persona indicada, en el amor con forma de destino, aunque la frase suene tan trillada como las que escribe para parar la olla. Después está la bellísima Summer Finn (Zooey Deschanel), que llega a la ciudad de Tom (El ei, baby) para trabajar en la misma empresa. Al instante de conocerla, él capta que Summer tiene su costado copado, pese a que ella no cree mucho en eso del compromiso y –ay, de nuevo esa palabrita– el amor. Aun así, nuestro hombre sensible va a tratar de conquistarla. ¿Historia conocida? Claro que sí, tanto en el cine como en la realidad, pero abordada de una forma tan original y a la vez tan digna que no sentirse identificado equivaldría a sospechar que uno vivió toda su vida en un tupper o directamente es un robot.


Tom y Summer pegan onda, empiezan a salir y a partir de allí oscilan entre el “vamos despacio” –ella– y la entrega total –ya sabemos quién–. Y es sabido que un corazón pleno de felicidad, al igual que uno destrozado, afecta todas las aristas de nuestra vida. Eso es lo que le pasa a tipos como Tom: cuando está con Summer se le ocurren cosas increíbles, tiene un desempeño bárbaro en el laburo y contagia de alegría a la gente que tiene cerca. Pero cuando hay discusiones y alejamientos, bueno, sucede lo que sabemos todos: bajones, desmotivación absoluta y borracheras con bourbon. Así se va tejiendo la trama del filme, entre la expectativa y la desesperanza.

Con un cancionero que incluye a The Smiths y a los Pixies, primeros planos de los ojazos de Deschanel y esas secuencias de Los Angeles que nos persuaden de que es una de las mejores ciudades del mundo, 500 days of Summer es un inmejorable debut para Webb detrás de cámara. De nuevo: gracias, Marc. Gracias por hacernos ver que no estamos solos. Te debemos una.


viernes, 23 de octubre de 2009

Dante: el cielo y el infierno del hip hop


Dante vino a Córdoba a despedir El Apagón. Fue una de sus últimas presentaciones con un show basado en ese trabajo discográfico. “Sí, son los últimos shows antes de la salida del nuevo. El Apagón va a seguir sonando en el repertorio, pero estamos cerrando una era. Ya estamos sacando los temas nuevos con la banda. Está quedando re bueno, se va a disfrutar mucho”, adelanta uno de los paladines del hip hop latinoamericano.

-¿Qué se puede adelantar de lo nuevo?
-El Apagón fue un disco dark. El concepto era sobrevivir en la oscuridad, aprender a ver donde nadie ve. El disco salió de forma independiente, me vi solo en medio de la movida urbana, sentía que era el que tenía que abrir la puerta para que la movida urbana en Argentina despertara. Era una sensación de ojos de lobo, convertirse en la noche, onda Batman. Este disco, en cambio, me encuentra parado en otro lado. Es menos social y más bailable, Es un disco transformer. Pero tiene mucha noche, lo compuse con esa sensación de vida nocturna, de ver el caos en la ciudad, mirar cómo la gente se deforma... tiene una sensación medio apocalíptica. Siempre estoy ligado al fin del mundo, no sé porqué. Pero tratando de encontrar la creación a partir de eso.

-Esa nocturnidad que mencionás, ¿tiene algo que ver con tu faceta como dee jay?
-Totalmente. Me influyó haber pasado música en lugares e incluso mi trabajo en radio, que me obliga a seleccionar canciones. Estoy escuchando más música que nunca. En El Apagón no hay temas que funcionen directamente para bailar. En el próximo sí, hay una mentalidad de decir ‘este tema tiene que explotar en la pista’. Me daba bronca ir a una discoteca y sentir cómo pasaban música de un montón de grupos latinos urbanos y que no me pasaran a mí. Entonces pensaba que yo tampoco hice mucho para eso. El hip hop arrancó en las pistas de baile y creo que hay que volver a llevarlo ahí.


-¿Estás al tanto de la movida hip hopera que hay en el interior?
-Hay exponentes que hacen sonar cosas muy buenas desde hace años. Como Carballo en Córdoba, por ejemplo. En toda la Argentina hay una movida que está surgiendo, y la gente le da cada vez más pelota.

-Y aparecen artistas cada vez más jóvenes. Asimilan muy rápido la información.
-Seguro. En esta era donde tenés acceso a todo, depende de las ganas de saber que tengas. Hoy en día, con una computadora podés estar en cualquier parte del mundo. La vivencia no la ganás ahí, pero vas aprendiendo, es como leer libros. Si querés saber de hip hop koreano, lo sabés con un rato de Google, eso es lo grosso de esta era. También podés hacer un disco con una computadora, la música está más accesible que nunca. Lo que resalto, como siempre, son las buenas ideas y el talento puesto. Aunque tengas todas las herramientas, necesitas el amor por tu oficio. Internet tiene su lado dark, pero también tiene su lado positivo. Yo conocí a mi novia por el Facebook.

-Este sábado compartís cartel con Emmanuel. La pregunta obligada, ¿van a tocar algo juntos?
-Difícil, quizás en otro momento. Pero nunca se sabe, puede surgir espontáneamente. Con Emma tenemos la mejor onda, si pinta hacer algo, pintará. Aunque estemos los dos juntos tocando este finde, la vuelta de IKV la estamos guardando. En algún momento quizás… pero a lo grande.

-La última: ¿Te gusta el personaje Latino Solanas, de Peter Capusotto?
-Es buenísimo, como todo lo que hace Capusotto. No creo que tenga que ver conmigo, me parece que va más por el lado del reguetón. No le vi una aplicación que tenga relación directa, si lo hubiese encarado por otro lado por ahí sí. Igual, mi sketch favorito de esta temporada es Violencia Rivas. Pero me re coparía que hiciera algo que me deforme, que me joda a mí, sería un honor.


Una charla informal con el Dante publicada en cordoba.net.

lunes, 21 de septiembre de 2009

De parodias y polémicas

El término parodia proviene del griego y refiere a una imitación en clave irónica o burlesca para aludir a una obra de cualquier disciplina artística o un concepto establecido. Quizá no hace falta aclararlo, pero lo anterior expone que la parodia surge en los tiempos de Aristóteles y se ha desarrollado hasta hoy, con mayor o menor grado de lucidez.

En sus versiones más logradas, la parodia no sólo causa gracia e irreverencia, sino que nos permite reflexionar acerca de una cuestión puntual: ahí nos encontramos a Cervantes y su Don Quijote, obra fundacional de la novela moderna (siglo XVII), que nace justamente como una burla a los libros de caballerías. Más cerca nuestro tenemos a los Simpson y su particular recreación del american way of life (una familia tipo, una localidad tradicional y todos los desajustes que eso mismo provoca) o los sketchs de Peter Capusotto, que nos muestra el lado B del rock: sus clichés, gestos en apariencia cool que por el contrario demuestran su utilidad al sistema que propone el mercado musical. Así podemos ver a Pomelo y su ridícula feria de excesos, a Luis Almirante Brown y el péndulo entre lo excelso y lo zarpado, o a Micky Vainilla con sus canciones neonazis.

La publicidad no es ajena al recurso y también ha sabido usar la parodia con eficacia. La última campaña de Quilmes, a cargo de Y&R, se burla –con mesura e inteligencia, pero burla al fin– de sus propias publicidades y los recursos que utilizan continuamente: gente bailando, monjitas heladas por doquier, el hitazo como cortina, las chicas de mirada provocativa en slow motion: todo es funcional a la historia que nos cuentan los protagonistas, inmersos “en la propaganda de Quilmes”, una atmósfera que se parece a un sueño (“Pará, no tomes. ¿Nunca viste una propaganda? Cuando tomás se termina”).

Movistar, por su parte, optó por meterse con el mundillo de las agencias publicitarias, llevando al máximo posible el estereotipo del creativo, un yuppie de perfil intelectual que hace del adjetivo una profesión (“¿A qué te dedicas?”, “Soy creativo”). Así surgió Ramiro Agujis, creador genial, cazador de tendencias, referente y talento indiscutible, que cada dos minutos clava una idea al ángulo. El personaje es interpretado por el actor Luis Rubio, quien ya había demostrado sus aptitudes para las parodias con el entrañable Eber Ludueña, un futbolista pata dura que vive de sus recuerdos de aquellos años de gloria.

Otra parodia en la publicidad reciente estuvo a cargo de Arnet, cuando emitió los cortos de Julio, “el contador sensible” que se alegra porque la vida es bella y porque gracias al nuevo pack de la empresa, calculadora en mano, te podés hacer unos mangos extra.

Como suele suceder en épocas de web 2.0 y marketing viral, los videos de Julio se propagaron en YouTube y redes sociales, lo que convirtió a nuestro contador sensible en otra de las estrellas inmediatas gracias a su llegada en internet. La publicidad tenía la intención de hablar de los beneficios de un servicio telefónico a través de una burla que entendemos bien intencionada, sin malicia; sin embargo molestó a algunos contadores y eso despertó una polémica un poco absurda pero que vale la pena atender.

Algunas semanas atrás, La Red de Contadores Públicos emitió un comunicado reclamando a Arnet que levantara la publicidad del aire y que efectuara disculpas públicas, argumentando, entre otras cuestiones, que la imagen del contador sensible “repugna a quien tenga un mínimo sentido de la ética y la moral”, como si no quedara claro que se trata de una pieza humorística. La solicitud, que puede leerse en el sitio oficial de la entidad (comentario al margen: ¡urgente un rediseño!), también hace hincapié en que “ridiculiza y desacredita” la profesión del contador, a la vez que critica “el análisis especulador” del ficticio contador.

El comunicado demuestra que efectivamente los contadores tienen su grado de sensibilidad como cualquier hijo de vecino (después de todo se ofendieron, lo que desnuda una percepción bastante sensible), pero también evidencia la falta de otro sentido muy humano: el del humor. Vamos, muchachos: queremos creer que así como no todos los contadores son iguales al pícaro de Julio, tampoco todos pueden ser tan rígidos y formales como los de esta Red.

Si no fuera porque el comunicado efectivamente existió, a juzgar por el tono en que está escrito, casi casi que podríamos rotularlo como una parodia a los contadores. Sólo le hubiera faltado cerrar la misiva con una frase perteneciente a la siempre inspirada dupla Capusotto-Saborido: ¡¡Hasta cuándo vamos a ser un país poco serio!!

Columna escrita para la revista Circuz

jueves, 17 de septiembre de 2009

La reinvención de la crónica

Frutos extraños. Crónicas reunidas 2001-2008
Por Leila Guerriero
Aguilar
398 páginas
$ 69

Leila Guerriero ya había demostrado su destreza narrativa en Los suicidas del fin del mundo (2006), una non fiction en la que daba cuenta del alarmante porcentaje de suicidios de adolescentes en Las Heras, un pueblo remoto de la provincia de Santa Cruz. Aquella descripción de un paraje desolado -y el uso de la tragedia como punto de partida- acercaba la novela a otras clásicas del género, como A sangre fría de Truman Capote o Hiroshima de John Hersey. Frutos extraños reúne los artículos periodísticos de Guerriero publicados en diversos medios entre 2001 y 2008, lo que permite conocer la pericia de la escritora en un terreno más reducido y conciso: la crónica. El resultado es igual de fascinante.

El primer segmento del libro consta de una serie de retratos acerca de personajes y temáticas bastante heterogéneos, en los que la autora indaga el pasado y el presente de aquello que investiga. Todas las historias pendulan continuamente entre el qué y el cómo; es decir, allí donde hay rigor y abundancia de datos, también se advierte una estructura precisa que busca acomodar las piezas del relato.

Hay perfiles de varios tipos. Desde celebridades que cayeron al averno del olvido (la historia del ex basquetbolista y luchador libre Jorge "El Gigante" González, actualmente recluido en una localidad formoseña) hasta referentes de la cultura, como la atenta recreación de la carrera del escritor dominicano Pedro Henríquez Ureña o la crónica sobre el crítico uruguayo Homero Alsina Thevenet, publicada originalmente a pocas horas de su muerte, que funciona como un homenaje entrañable. Guerriero también trabaja con acierto cuando encara la vida de freaks o personalidades mediáticas (imperdible el perfil que realiza del empresario ganadero Alberto Samid, aquel de la trompada a Mauro Viale).

La antología de artículos incluye historias centradas en un grupo de personas o un espacio determinado, que funcionan a su vez para hablar de un escenario más vasto y complejo. En ese sentido, uno de los ejemplos mejor logrados es un reportaje sobre las tareas del Equipo Argentino de Antropología Forense, encargado de identificar víctimas de diferentes dictaduras, relatado en un tono sombrío lindante al género policial.

La segunda parte comprende algunos ensayos (se titula "Discusiones"), con un anclaje entre lo costumbrista y la columna de opinión, donde la autora arremete contra prácticas y tradiciones modernas (o posmodernas) para dejar al descubierto sus flaquezas, defectos y contradicciones. Por allí se critica sin piedad a los recorridos turísticos predeterminados o se puede hallar un elogio de la negación.

La tercera y última unidad de Frutos extraños incluye reflexiones acerca de la prensa gráfica y sus hacedores, de su actualidad y su futuro, de las posibilidades y los límites de un género tan discutido y transitado como la crónica, en el que la realidad se impone frente a cualquier producto de la imaginación, aun sin resignar su sentido de fábula o alegoría. La misma autora lo deja en claro en la primera línea de sus agradecimientos: "A los que me contaron sus historias".

lunes, 17 de agosto de 2009

To read or not to read (e-books)


Los dispositivos electrónicos ideados para reproducir textos han dado mucha tela para cortar en las últimas semanas. No pocos titulares involucraron directa o indirectamente esta cuestión, lo que hizo que volviera a ponerse sobre la mesa un tema del que se vaticina continuamente: cómo se va a leer en los próximos años.

Pero antes de repasar las noticias, vale detenerse en las características de esta clase de gadgets. El más popular es el Kindle, creado por la compañía Amazon a finales de 2007, que permite, entre varias prestaciones, descargar e-books a través de la tecnología inalámbrica G3, complemento que lo distingue de sus eventuales competidores. De momento, el servicio de descarga está disponible sólo en territorio estadounidense, por lo que todavía no ha cosechado adeptos fronteras afuera.

Su formato es similar al de un libro –cuenta con una pantalla de 800x600 px–, aunque presenta un grosor considerablemente menor. Pesa alrededor de 300 gramos, su batería dura unas 30 horas continuas y, gracias a sus 2 GB de almacenamiento, puede llevar consigo la friolera cifra de 1500 libros. Su precio ronda los U$S 300 y cada descarga de libros cuesta unos U$S 10. Eso no es todo: la nueva apuesta del emporio digital creado por Jeff Bezos es el reciente Kindle XD, con una pantalla de mayores proporciones y 4 GB para rellenar con palabras; esto es, más de 3 mil libros sostenidos en un aparato del tamaño de un folleto. Casi como una biblioteca portátil.

Otras marcas también han lanzado sus móviles para la lectura –Samsung tiene el SNE-50K, Sony compite con el Portable Reader; Apple, con el Tablet, entre otros–, pero lo que hace fuerte al producto de Amazon es su alianza con las editoriales. De hecho, algunos autores de best sellers acordaron lanzar sus nuevas novelas primero en el Kindle y luego en papel.

Asimismo, para los próximos años se esperan más innovaciones en el terreno de la lectura digital. Ya se encuentran en proceso de fabricación algunos prototipos que permitirán la inclusión de imágenes en los textos, así como también audios y videos. Ahora bien, ¿seguimos hablando de lectura en estos casos?

Encrucijadas
Semanas atrás, varios usuarios del Kindle se llevaron una nada agradable sorpresa cuando descubrieron que sus e-books del novelista George Orwell –que naturalmente abonaron para su descarga– habían desaparecido del aparato. ¿Qué fue lo que sucedió? En una acción sumamente polémica, la editorial que cuenta con los derechos del autor británico decidió que dejaran de circular las versiones digitales de las novelas 1984 y Rebelión en la granja. Acto seguido, Amazon las eliminó de los Kindle y reintegró el monto a quienes las habían descargado. He aquí la polémica: los lectores no querían los diez dólares; querían leer el libro. Este hecho desafortunado planteó un interrogante: ¿Amazon puede controlar todo lo que leemos a través de su producto estrella? No hace falta demasiada imaginación para asociar esta encrucijada al universo orwelliano.
Ray Bradbury, otro reconocido escritor de ciencia ficción, declaró que los libros sólo pueden tener dos olores: "El olor a nuevo, que es bueno, y el olor a libro usado, que es todavía mejor". Con ello mostró su completa antipatía frente a las nuevas formas de lectura, a la vez que planteó su propia visión del asunto: la lectura tradicional no va a desaparecer. De hecho, otra de sus rimbombantes declaraciones fue la siguiente: “Que quemen Internet en lugar de quemar los libros”.

No deja de llamar la atención el caso de Bradbury, autor de una obra muy sesgada por el porvenir, que se muestra en contra de lo que muchos comienzan a vaticinar como el futuro del libro.

Las críticas no se agotaron en escritores y editoriales, los principales actores involucrados. En una crónica escrita para The New Yorker, el periodista Nicholson Baker decidió contar su propia experiencia con el Kindle, la de un lector corriente, a partir del momento en que lo encargó vía Web para luego narrar sus varias desilusiones frente a los libros electrónicos. Allí cuenta, por ejemplo, que al utilizar la prestación text-to-speach (lectura en voz alta), se oía una voz “con tonada centroeuropea, parecida a la de Tom Hanks en La Terminal, lo que volvía confusas algunas partes”. Tampoco parecía sentirse cómodo con el fondo gris de la pantalla, bastante más artificial que el blanco inmaculado de los libros recién comprados o el sepia encantador de las páginas afectadas por los años.

Pero no todas son pálidas. En un futuro próximo, de continuar la masificación de este producto cultural, una de las ventajas que planteará el nuevo escenario sería una disminución de tala de árboles para la producción del papel. Por ello, entre los defensores de los dispositivos para los e-books hoy se encuentran varios grupos ecologistas, aunque su defensa plantea un debate que excede los claustros académicos.

Otro sector que ve con buenos ojos al Kindle y dispositivos similares asegura que fomenta la lectura en los niños, al poseer un mayor dinamismo frente a la lectura tradicional: si los jóvenes se pasan horas frente a una PC o una consola de videojuegos, podrían tener la misma actitud con un libro electrónico. Sin embargo, numerosos especialistas del ámbito pedagógico argumentan que para la formación de los más pequeños es necesaria una integración de estas nuevas tecnologías junto a modalidades de lectura más tradicionales. Es decir, no desestiman las ventajas que plantean los aparatos digitales para la enseñanza, pero deben complementarse con libros de papel.

El error pasaría por situarlos como recursos antagónicos. Delia Lerner, docente e investigadora de la UBA, sostuvo en una entrevista a Clarín que “en las últimas décadas y cada vez más suelen oponerse los medios audiovisuales e Internet a la lectura. No son necesariamente opuestos. Cualquier persona que entra a Internet está leyendo y escribiendo todo el tiempo. Es otra manera de leer y las maneras de leer cambian a lo largo de la historia, del tiempo, del espacio.”

El futuro entre las manos
Barnes & Noble, la cadena de librerías más grande del mundo, dio la nota el mes pasado al poner a la venta un catálogo de 700 mil e-books, la mayoría de los cuales eran obras libres de derechos de autor obtenidas a través del servicio Google Books que ofrece el gigante buscador. La gran novedad de esta acción por parte de la megaempresa reside en que estos e-books son compatibles con varios dispositivos electrónicos, incluidos el iPhone o los teléfonos Blackberry, a diferencia de los adquiridos en Amazon, que sólo pueden leerse a través del Kindle.

Sin embargo, se sabe que la firma Plastic Logic se encuentra ultimando los detalles de nuevo un dispositivo electrónico de lectura, que probablemente salga al mercado el año que viene, cuyos contenidos serán proveídos por Barnes & Noble. Las estrategias de marketing están a la orden del día, para ratificar la pulseada que vienen manteniendo las editoriales en el terreno digital. Por ejemplo, ingresando al sitio oficial de Barnes & Noble, uno ya puede asegurarse su copia de la próxima novela de Dan Brown en formato e-book, The Lost Symbol, que saldrá a la venta el 15 de setiembre.

Acciones de esta clase hacen pensar que dentro de poco ya no habrá filas interminables de chicos aguardando expectantes lo nuevo de Harry Potter o Crepúsculo; les llevará segundos descargarlos a su aparato. ¿Continuará el ritual de visitar la librería? Como es lógico, la respuesta pertenece a los lectores: serán ellos quienes decidan si conservan sus viejos ejemplares de papel o, por el contrario, apuestan a una vuelta de página.